La nanotecnología es la manipulación de la materia a escala del nanómetro (la millonésima parte de un milímetro), es decir, a escala de átomos y moléculas.
A esa escala, la materia puede cambiar sus propiedades físicas y químicas, por ejemplo, el color, la conductividad eléctrica, la resistencia. En esta perspectiva se borra el límite entre lo vivo y lo no vivo: todo tiene átomos.
La tesis definitiva es: si se toman prestadas ideas de la naturaleza y se cuenta con capacidades generadas por el avance de la ciencia, sería posible construir máquinas que podrán influir sobre el orden de los átomos, de manera tan precisa como para emular el proceso de creación.
Para comprender cuál es el alcance, es necesario aclarar que el mínimo microchip, una maravilla tecnológica utilizada por los computadores para procesar información, es considerado demasiado grande para la nanotecnología, entre otras cosas porque “se puede ver”.
Cuando se habla de tamaños, nano se refiere a un micrometro, dimensión en la cual se desarrollan los chips, equivale a la millonésima parte de un metro. El nanómetro es mil veces más pequeño.
Desarrollos actuales, promesas y negocios
La promesa que hacen los empresarios es que esta tecnología nos va a liberar de casi todos los males: terminaría con la contaminación ambiental y la escasez de recursos, también con la pobreza; encontraría la cura a las enfermedades, prolongaría la vida con nanorrobots que diagnosticarían enfermedades o desgaste de tejidos y los repararían; se crearían nuevos materiales, etcétera.
El mercado mundial de productos nanotecnológicos a principios de siglo, tenìa un valor de 150 mil millones de dólares anuales -según estimaciones de la Nano Business Alliance- producidos por más de un centenar de empresas, entre ellas DuPont, IBM, Hewlett-Packard, Toyota, Mitshubishi, L’ Oreal y BASF. Incluye la fabricación de nanotubos de carbono y nano partículas de decenas de elementos que son utilizadas en las industrias de la construcción, la farmacéutica, la cosmética, la alimentación y la agricultura. Además, de aplicaciones militares y de vigilancia por parte del ejército y la armada de Estados Unidos.
La revolución ya comenzó y en unos pocos años más, los humanos podremos ver cosas jamas imaginadas.
El padre de la nanotecnología
El físico Richard Feynman, ganador de un Premio Nóbel, fue invitado en 1959 a pronunciar un discurso en una institución tecnológica de California: “Los principios de la física, tal y como yo los entiendo, no niegan la posibilidad de manipular las cosas átomo por átomo… Los problemas de la química y la biología podrían evitarse si desarrollamos nuestra habilidad para ver lo que estamos haciendo, y para hacer cosas al nivel atómico”.
Fue la primera vez que se hizo pública la visión de intervenir en el orden de los átomos.
Muchas de las predicciones nanotecnológicas pueden parecer alucinaciones, pero son y serán cada vez más, una realidad cotidiana sin que ni siquiera los ciudadanos se den cuenta.
A Feynman le sigue un estudiante de pregrado del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Eric Drexler, quien en 1980 insinuó la posibilidad de crear sistemas de ingeniería a nivel molecular. En 1986 lo publicó en un libro con el título de “Los motores de la creación”. Ese trabajo fue el punto de partida para un desarrollo constante de la nanotecnología en la vida cotidiana
Se estima que este campo de investigación, los negocios derivados y las aplicaciones concretas que ya se están haciendo, sobre todo en cosmética, comunicación, guerras y alimentación generan volúmenes de negocios que se calculan actualmente, en 2 billones de dólares anuales a nivel mundial.
La empresa NanoThinc explica la trascendencia en el ordenamiento de los átomos. “Si uno modifica los átomos del grafito en la punta de un lápiz, obtiene un diamante, si lo hace con los átomos del aire común, tierra y agua, logra una papa”.
La nanotecnología, que manipula la materia a nivel atómico, se encargaría de colocar los átomos en forma precisa según un plan o diseño.
¿Hasta dónde puede llegar este nano mundo?
Las proyecciones pueden ser perturbadoras ni siquiera imaginadas por una película de ciencia ficción.
El “top ten” de la nanotecnología
La nanotecnología aplicada a la encapsulación de aditivos tiene múltiples aplicaciones: el incremento de la vida útil de los productos, la protección de principios activos, la mejora de los alimentos (color, sabor, textura, olor) y el enriquecimiento de los alimentos tradicionales y el desarrollo de nuevos ingredientes y formulados no disponibles en el mercado, desarrollados en laboratorio. La nanoencapsulación mejora la absorción del principio activo y lo protege de factores externos como la luz, el oxígeno o el pH.
Las nanopartículas son capaces de detectar bacterias, prolongar la vida útil de los alimentos o mejorar ciertas condiciones organolépticas. Algunos de los principales beneficios de la calidad e inocuidad de los alimentos son:
• Sensores capaces de detectar contaminación por E.coli.
• Películas comestibles elaboradas con ingredientes de canela o aceite de orégano con actividad antimicrobiana.
• Prolongación del tiempo de almacenamiento de los alimentos.
• Mejora de los nutrientes, como vitaminas, antioxidantes o aceites saludables a través de la nanoencapsulación.
• Creación de envases ecológicos a partir de maíz orgánico.
• Reducción del uso de plaguicidas y otros productos químicos.
• Creación de códigos de barras en las etiquetas que permiten rastrear el camino que siguen los alimentos.
• Mejora de la textura de los productos con pequeños cristales de tamaño nanométrico.
• Potenciación del sabor.
• Eliminación e identificación de bacterias.
Normas internacionales
La Organización Internacional de Normalización (ISO), responsable de desarrollar normas internacionales para facilitar el comercio y el intercambio de información, acaba de publicar nuevas medidas internacionales para evaluar la toxicidad de la nanotecnología aplicada a los alimentos.
Es cada vez mayor el crecimiento de las aplicaciones nanotecnológicas en el sector alimentario, donde se manifiestan nuevas propiedades y efectos hasta ahora desconocidos, como el riesgo de exposición a sustancias potencialmente tóxicas, sobre todo en trabajadores de las industrias que usan nanotecnología. Por este motivo, han aprobado la norma ISO 10808:2010, destinada a garantizar que los análisis para establecer la toxicidad por inhalación de nanopartículas en el aire sean fiables y aplicables en todo el mundo.