Por Mariana González. La Ludopatía o Ludomanía (Del latín ludus, juego y del griego πάθεια, patheia, afección o padecimiento) es un impulso irreprimible de jugar a pesar de las consecuencias y del deseo de detenerse. En las áreas profesionales se considera un problema adictivo «sin sustancia» y una enfermedad mental progresiva.
Existen “jugadores normales” y jugadores patológicos y la diferencia es que estos tienen menores niveles de norepinefrina. La norepinefrina se secreta en condiciones de estrés o amenaza, de modo que los jugadores patológicos juegan para elevar sus niveles.
La norepinefrina está fuertemente asociada con la puesta en “alerta máxima” de nuestro sistema nervioso. Es prevalente en el sistema nervioso simpático, e incrementa la tasa cardiaca y la presión sanguínea. Las glándulas adrenales la liberan en el torrente sanguíneo, junto con su pariente, la adrenalina (epinefrina). La adrenalina actúa principalmente sobre el músculo, el tejido adiposo y el hígado.
Todo se produce en cuestión de segundos en el impulso por jugar, pero su punto más alto se produce al llegar al minuto de producción, pero su efectividad puede extenderse hasta tres minutos y tiene la capacidad de aumentar el metabolismo normal del cuerpo hasta en un 100 por ciento. Otra de las sustancias neurotransmisoras que pueden estar alteradas o en cantidad deficiente es la serotonina, que es una sustancia relacionada con el bienestar.
Las deficiencias de serotonina también pueden contribuir a una conducta compulsiva, que incluye la adicción al juego.
El juego en sí mismo no es productor de patología. Todo niño requiere la realización de un programa de juego adecuado a su edad. El juego puede convertirse en patológico cuando se concurre a los lugares de juegos de azar donde no existe una función elaborativa sino que producen una compulsión a la repetición, generando un placer que engaña, atrapa y atrae.
El papel del marketing
Los premios, jugadas y sorteos, es un marketing adecuadamente estudiado, donde el jugador recibe estímulos suficientes para sentirse en el “mejor de los mundos”. Los estímulos son motivadores de conductas y al igual que frente a las drogas, donde el adicto dice “yo la controlo, la dejo cuando quiero”, también el jugador dice que “controla el juego, que sabe cuándo parar o cuando dejar de ir”. Como todo adicto, perdió su libertad y es esclavo del juego como el droga dependiente lo es de las drogas, el fumador de la nicotina y el alcohólico del alcohol.
Las adicciones no se curan, los pacientes se recuperan. La recuperación dependerá de las patologías previas del paciente y del apoyo del medio familiar, porque no existen políticas de Estado para tratar esta epidemia que destruye la vida del jugador y la de su entorno.
Provincias y ciudades que tenían legislación prohibitiva o restrictiva acerca de la actividad de juego por dinero, la han levantado en los últimos años. La falta de políticas de prevención, prohibición y sanitarias, han llevado este problema a niveles indeseados para la salud pública.
En este sentido en CABA están actuando con un gran sentido de responsabilidad para atender un problema grave: han prohibido paginas onlaine de juegos y están armando una estructura sanitaria y de prevención acorde a la gravedad de este problema.
La situación actual es muy grave
Los casos de ludopatía en jóvenes aumentaron de manera significativa en el último tiempo y el 16% reconoce que realiza apuestas online, según un estudio de la consultora Opina Argentina. “Los hombres son más propensos que las mujeres a jugar y son los jóvenes quienes más apuestan”, establece el reporte.
“Tres de cada diez personas en nuestro país conoce a alguien de su entorno afectado por la ludopatía”, según una encuesta realizada entre el 17 y el 20 de mayo con más de mil casos, donde los investigadores destacan que el 9% de los encuestados reconoce que realiza apuestas online y la participación de los jóvenes alcanza el 16%. De esta cifra, el grupo más afectado son los adolescentes de 12 a 16 años.
“La adicción al juego implica que las personas son incapaces de resistir los impulsos a jugar y el crecimiento de las aplicaciones y sitios de apuestas ha llevado a aumentar la cantidad de casos porque también creció la accesibilidad a este tipo de espacios virtuales”, afirma el estudio.
El rol del Estado para prevenir este tipo de adicciones es clave, aunque las opiniones sobre qué debería hacer están divididas: el 39% de las personas asegura que deben prohibirse las apuestas. Mientras que el 38% opta por la regulación. “Seis de cada diez encuestados se muestran a favor de restringir las apuestas online”, dice el estudio.
Sobre las medidas, alrededor del 60% aseguró que está de acuerdo con que el Estado prohíba las publicidades referidas a apuestas online, incluso en partidos de fútbol y otros eventos deportivos. Además, una cifra similar indica que el Estado debería prohibir el uso de tarjetas de crédito para este tipo de transacciones.
Otro dato que destacan los autores del informe es que el grupo de menor nivel educativo es el más favorable a la prohibición (48%), mientras que el segmento de mayor nivel educativo es el más consciente de los riesgos de los juegos de azar.
La selección argentina de futbol ¿debería seguir promocionando los juegos online que son fuente de adicción y enfermedad?
Fuentes: Estadísticas y estudios del Hospital Álvarez. Susana Elena Calero, Especialista en Psiquiatra. Médica Legista. Médica Sanitarista. Datos de la Organización Mundial de la Salud.