Por Micaela Petraca
El Programa de Orquestas Infantiles y Juveniles lleva 18 años funcionando en la Ciudad de Buenos aires. A nivel nacional nace en el 2010, con el Programa de Orquestas y Coros para el Bicentenario. Ambos proyectos tienen el mismo fin: integrar y acercar bienes culturales a sectores sociales alejados de esta posibilidad. Pero lamentablemente, comparten también los mismos problemas que causan el mismo efecto: vaciamiento y desactivación.
La diferencia de años que tienen los programas, sólo hace que uno, el de la ciudad, haya dado algunas batallas para evitar la desintegración; y otro, el de Nacion, la estén dando ahora.
El sábado 30 de abril, Claudio Espector, organizador, ideólogo y fundador del Programa de Orquestas Infantiles y Juveniles, fue despedido por el Ministerio de Educación de la Nación de la coordinación general del Programa Orquestas y Coros para el Bicentenario. Frente a esta medida la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA) en una conferencia de prensa repudió el despido y denunciò la intención de acabar con el programa de orquestas juveniles.
Consultamos por esta situación a Adriana Wechsler, coordinadora y delegada del Programa de Orquestas Juveniles en la ciudad quien nos trasmitió un panorama poco alentador: “Hace cuatro años, quisieron desplazar a Espector, que es una personalidad destacada de la Cultura de la Ciudad, del proyecto que él fundó. Lo llamaron para decirle que querían trasladarlo a la escuela de maestros para que diera clase ahí, Claudio no aceptó porque sabía que era parte del vaciamiento”…“fue fiel a su postura política que no es afín a ninguna situación neoliberal, la creación de este proyecto no lo ve en términos productivos de ‘¿cuánto me cuesta un pibe?’, como le han preguntado, ó como le dijo la subsecretaría de Equidad Educativa, Soledad Acuña, “no sé para qué le das a los pibes unos oboe si se lo fuman acá en la esquina”.
El vaciamiento del programa
Los docentes y trabajadores del programa, presentaron una cautelar reconociendo a Claudio Espector como coordinador cuando lo quisieron echar en 2010 en la ciudad. Se apeló, y si bien nadie lo niega como tal, ya no tiene el mismo nivel de decisiones que tenía antes. En su lugar, el Ministerio impuso una Gerencia de Equidad Musical, con una estructura mucho más burocrática en cuanto a las decisiones que se toman a diario y también en otras, como el nombramiento de docentes”.
Aquel vaciamiento comenzó en 2010, cuando se dejó de dar el subsidio a la cooperativa que facilitaba la compra y reparación de instrumentos. “el Gobierno decidió hacer compras centralizadas, ¿cómo se ve reflejado el vaciamiento? En el tema central: los instrumentos no están en tiempo y forma, la reparación tarda mucho en regresar aunque sólo se trate de una cuerda o una caña para el clarinete”, explica Adriana.
En esa misma línea de debilitamiento en la organización, el ministerio tomó el control de la coordinación de logística, que se encargaba de ordenar la agenda de conciertos y el traslado de los chicos. Las nuevas reglas ponen continuas trabas ya que establecen que se debe avisar con un mes de anticipación para poder conseguir la autorización, más allá de que la mayoría de veces, surgen eventos de improviso.
“Hay un sistema súper rígido que plantea un nivel de planificación que atenta con la actividad misma, es bastante desalentador encontrarse con recorte presupuestario, cancelación de conciertos, cómo también no tener rapidez para resolver problemas con los instrumentos que perjudica a los chicos porque no pueden terminar de aprender”, explica el docente Sebastián Pardo, que trabaja hace 10 años en distintos barrios dando clases de flauta traversa.
Los cambios llegaron hasta en las viandas, antes se entregaba un sándwich, una barrita de cereal y una fruta; ya no hay más sándwich, la explicación fue la “dieta saludable”.
Algunos logros de los docentes
Un logro que alcanzaron los trabajadores y los coordinadores, fue entrar al estatuto docente de la ciudad en el 2010. Es decir, son parte del contrato laboral que tiene todos los docentes con el gobierno porteño: “esto nos permite una estabilidad relativa”, cuenta Wechsler y agrega: “ahora estamos bregando por tener la titularización, fundamentalmente para tener algunos beneficios que no tenemos por no ser titulares”.
En el 2014 consiguieron que los trabajadores de los programas sean considerados trabajadores de la educación y que discutieran la paritaria nacional no sólo por salario, sino también por condiciones de trabajo; y, al año siguiente, que se equiparara su salario al del piso del salario docente.
Ya con el macrismo en el poder, pudieron incorporar el punto nueve a la paritaria de este año, el cual establece que se garantice la continuidad del programa. “Estamos en mayo y ese punto sigue sin cumplirse y está incumplida la paritaria desde febrero”, reclama la coordinadora.
“Últimamente la ciudad no está teniendo un conflicto permanente con nosotros, estamos en un fino equilibrio entre lo que nos dejan decidir y lo que decide la Gerencia. Pero eso lo logramos con una lucha importante de los trabajadores, de los coordinadores y de las familias que tienen mucho que ver en esto, se han apropiados del proyecto y lo defienden”, comenta Wechsler, y finaliza: “Obviamente esto tiene un límite, si quieren imponer una determinada forma de gestiòn, desde proveer la lavandina hasta cuando vuelve un chelo de la reparación, lo van a hacer igual.”
La situación en Nación
Ese correlato de lo que pasó en Ciudad, se empieza a ver en Nación. En el 2010, el Ministerio Nacional organiza un proyecto similar, con el mismo formato agregando la posibilidad de formar coros. El resultado fue positivo y se conformaron 140 orquestas y 160 coros a lo largo de todo el país.
Los conflictos comenzaron cuando el nuevo Ministerio de Educación de la Nación dijo que no habría más formato nacional y que serían las provincias las que decidirán si tener el programa o no. “Esta medida desintegra la idiosincrasia de unidad que se daba mediante encuentros de capacitación e intercambios, que ahora se pierde si cada provincia tiene que decidir el qué y el cómo”, explica la coordinadora y agrega: “Es un discurso que parece federal pero en el fondo deja muy dispersas las decisiones, que tienen que tener un eje educativo y de formación vertebral”.
Actualmente, el programa está en conflicto porque su continuidad es incierta mientras no esté garantizado que la coordinación pedagógica será la misma; sigue sin cumplirse el pago de salario a los docentes (muchos están sin cobrar desde diciembre), y sumando los contratos que no fueron renovados, entre ellos, el del Coordinador General, Claudio Espector. Frente a esto, se han realizado varias movilizaciones al Ministerio de Educación de la Nación para obtener respuestas y soluciones.
“Es muy valorable la situación de los compañeros del Programa de Nación porque a pesar de no cobrar, están yendo a trabajar, han decidido redoblar el esfuerzo para no separarse de las comunidades educativas y que las familias sigan cuidando y entendiendo la importancia del proyecto”, nos cuenta Adriana.
El Programa Orquestas Infantiles y Juveniles, surgió en el Ministerio de Educación, en un grupo de trabajo que se llamó ZAP (zonas de acción prioritaria) que buscaban generar una línea de acción para reinsertar en el sistema educativo a los chicos con más dificultades pero con condiciones de otras variables como la música, para que capitalicen el aprendizaje y vuelvan a estar dentro del sistema.
El programa avanzó mucho. Pasaron de ser ocho a ser 16 orquestas. “Eso sucedió con el último Jefe de Gobierno, lo que muestra que al comienzo, el macrismo tuvo una apostada al programa, que después no continuó y sufrimos presiones por la ideología primaria del proyecto, lo querían sacar, resistimos los trabajadores y la coordinación, para llegar a ser hoy lo más parecido a lo que fuimos en sus inicios”, completa la delegada, y agrega: “por eso imaginamos que puede pasar con las orquestas de Nación, cualquiera de las cosas que ya vimos y resistimos”.
Por sobre todo hay algo muy claro: estás políticas afectan el verdadero fin del programa: garantizar el bien cultural a sectores más vulnerables. “Hace dos años, nos invitaron al colegio Mariano Acosta, a un concierto por el festejo de los 140 años. Desde el gobierno no nos mandaron los micros, no puedo explicar la frustración y la angustia de los pibes”, cuenta la coordinadora. “Quitarles la posibilidad de participar de un concierto, es quitarles una parte del aprendizaje y del trabajo de los chicos”..
El programa desde adentro
Las 16 orquestas del Programa Orquestas Infantiles y Juveniles, tienen una composición sinfónica: todas tienen cuerdas (violín, chelo, contrabajo, viola); madera (flauta y clarinete); metales (trompeta, corno, trombón, y en algunas hay bombardino) y una fila de percusión (bombos, parches, baterías).
El mismo instrumento se disputa entre dos o tres chicos. Cuando se ve el compromiso sobre el estudio de algún niño o joven, se entrega el instrumento a la familia en comodato, con la condición de que siempre va a estar disponible para la próxima clase, para que puedan usarlo los otros chicos. “No nos centramos en si pueden unos más que otros, no buscamos talentos, no nos metemos en términos de aristocracia sobre ¿quién puede más?, todo lo contrario, apostamos a que todos puedan”, explica Wechsler.
En la organización, hay un coordinador por cada fila de instrumentos (uno de madera, uno de metales, uno de cuerdas y otro de percusión) y están los asistentes que vendrían a cumplir el rol del “docente integrador” que trabaja sobre cada alumno. Lo recibe, sabe de él, lo contacta y es el nexo entre el chico y el profesor.
Por otro lado, está la coordinación pedagógica y una persona que se encarga de la logística general que organiza la agenda de conciertos, genera la posibilidad de traslados, todo lo relacionado con las salidas y también con la entrega y reparación de instrumentos. (Ahora fue reemplazado por el ministerio).
Por último, està el coordinador general de todo el programa, que es Espector, a quién no pudieron desplazar del Programa de ciudad y lo lograron echar en el proyecto de Nación.
En la Ciudad de Buenos Aires, las sedes son Lugano, Retiro, Flores, Balvanera (que tiene dos la sede de México y la de Saavedra), Constitución, La Boca, Barracas, Mataderos y en el Parque Avellaneda que hay tres.
No es solo música
En cuanto a la enseñanza, se pone énfasis en lo grupal: “No enseñamos solo a tocar el instrumento de manera individual porque pensamos que es grupal la forma de aprender, creemos en la heterogeneidad”, cuenta Wechsler y continúa: “cuando se sientan en la orquestas son todos integrantes, el que toca más y el que toca menos. Todos tienen que prestar atención al director, no solo por la consigna, sino también para escuchar y respetar al otro con el fin de que suene bien”.
Actualmente participan alrededor de 2000 chicos, y a lo largo de los 18 años han pasado entre 18 y 19 mil niños y jóvenes. En el Programa de Orquestas y Coros para el Bicentenario, hay 20 mil alumnos estables.
El carácter inclusivo funciona: “hoy en día tenemos trabajando en el proyecto a chicos que se formaron con el programa de Ciudad y trabajan en Nación, o casos donde abrazaron la música como carrera profesional”, afirma Adriana.
El programa, ahora en peligro de extinción, genera un tipo de trabajo y enseñanza que garantiza el acceso cultural a los sectores de más bajos ingresos y que propone ampliar a todos los extractos sociales la enseñanza de la música.
Un tipo de actividad que estuvo relegada históricamente y que desde hace unos 6 años en Nación, está al alcance de muchas familias de bajos ingresos.
Loa cambios que el macrismo está generando, la falta de atención y la desfinanciaciòn del programa afecta directamente las metas que propicia esta iniciativa.
Es un golpe más a la eliminación del Estado como generador de oportunidades para todos, en este caso, una instancia educativa única para la formación de jóvenes y chicos sin posibilidades económicas holgadas.