Por Tiago Robles (Meteored Brasil) El olor de las flores es lo que atrae a los insectos polinizadores, que desempeñan un papel esencial en la reproducción de los cultivos agrícolas, asegurando la diversidad vegetal. Las abejas son uno de los principales insectos polinizadores, que transportan en sus pelos los granos de polen de una planta a otra.
Entre los diversos efectos nocivos del cambio climático sobre la población de abejas que la ciencia ya ha demostrado, un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B ha identificado otro punto negativo: las olas de calor pueden perjudicar significativamente la capacidad de las abejas para detectar el aroma de las flores, lo que puede perjudicar el importante proceso de polinización.
El olfato de las abejas se ve comprometido por el calor extremo
El estudio fue realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Würzburg, Alemania, con el objetivo de analizar el impacto de las altas temperaturas en las abejas. Y para ello, recolectaron 190 insectos de dos especies comunes en Europa: abejorros cardadores silvestres (Bombus pascuorum) y abejorros (Bombus terrestris) de un colmenar comercial, estos últimos también conocidos como abejorro de cola amarilla.
Los insectos fueron colocados en tubos de 50 ml y se simuló una ola de calor: aumentaron la temperatura dentro de los tubos a 40 °C durante casi tres horas seguidas.
Poco después, se quitaron las antenas de las abejas y se colocaron en pequeños tubos de vidrio para medir sus respuestas eléctricas. Como siguen activos durante algún tiempo después de haber sido retirados del cuerpo del animal, fueron expuestos a chorros de aire de tres compuestos responsables de dar el aroma a las flores: ocimeno, geraniol y nonanal.
Los investigadores observaron que la exposición al calor disminuía significativamente la respuesta de las antenas a los tres olores, reduciendo la respuesta hasta en un 80 % en algunos casos.
El abejorro común (Bombus pascuorum) posándose en una flor.
Las especies silvestres recolectadas en el medio silvestre (zángano cardador) parecían ser menos resistentes al calor en comparación con el zángano criado en apiarios. En ambas especies, las obreras, las responsables de recolectar alimentos para la colmena, parecían más vulnerables al calor que los machos.
E incluso un período posterior de regeneración a temperaturas adecuadas no condujo inmediatamente a una mejora; 24 horas después de las pruebas de calor, la mayoría de los ejemplares todavía presentaban deficiencias .
La investigación confirma que las olas de calor juegan un papel fundamental en la interacción entre insectos y plantas, y sirven como un importante impulsor para futuras iniciativas de conservación de especies, ya que es probable que estos fenómenos sean más intensos y frecuentes en el futuro.
Referencias de la noticia:
Nooten, S. S. et al. The heat is on: reduced detection of floral scents after heatwaves in bumblebees. Proceedings of the Royal Society B, v. 291, n. 2029, 2024.
News Medical Life Sciences. “High temperatures affect bumblebee sense of smell and pollination efficiency”. 2024. Metored.