Desnudar la mirada – Entrevista a Irini Iliopulu

Por Alana Rodriguez y Paula Colavitto*

La fotografía de desnudos es un arte que involucra responsabilidad y empatía. Irini Iliopulu, estudiante de sexología y psicóloga, se dedica a retratar cuerpos. Tuvo que estudiar psicología, primero, que es necesaria antes de especializarse en sexología y se decidió a abordar su oficio con perspectiva de género.

Su proyecto fotográfico está, según cuenta, orientado a brindar educación sexual integral, para que todas aquellas personas con vulva que tengan inseguridades o se les hayan arrebatado el deseo, puedan sentirse cómodas y con herramientas para poder conocerse, quererse y apropiarse del placer.

En julio, Irini fue denunciada en redes sociales por un grupo de mujeres que expresaron no haber sido consultadas para la publicación de sus desnudos en internet. Frente a la gravedad del hecho, ella pidió disculpas y tomó conciencia sobre la importancia de asesorarse en ética y legislación para ejercer la fotografía. En la #13 edición de conectades, Revista Colibrí la invitó a hablar del tema y compartir los conocimientos que aprendió.

Fotografía de Irini Iliopulu

-Sabemos que recientemente fuiste denunciada por algunas de las modelos con las que trabajaste y nos parece sumamente importante hablar del tema, dado que hay muches fotografes y modelos en nuestra audiencia. ¿Podrías contarnos cuál fue el conflicto central?

Si, lo que paso fue que debido a mi ignorancia, a mi irresponsabilidad y a pensar que no necesitaba un contrato, cometí errores. Yo trabajé mucho por intercambio, mucho de palabra y me equivoqué al no saber que, por ejemplo, un retrato no sólo es de la cara sino de cualquier parte del cuerpo de la persona, cuando yo pensaba que si no se le veía la cara, yo podía utilizar la foto.

Cuando me asesoré, me enteré de que una foto de cualquier parte del cuerpo que esa persona puede identificar como propia, o que sea identificable, como por ejemplo un tatuaje, pertenece a la persona retratada.

Tuve problemas por falta de responsabilidad. Ahora, después de haberme asesorado y ver lo que implica distribuir fotografías de un cuerpo ajeno,  puse en marcha el método del contrato. Me explicaron la importancia que tiene en base a la Ley 11.723 de Derechos Intelectuales y Derechos de autor. En el artículo 31, dice que a través del contrato se requiere el consentimiento expreso de la persona para utilizar el uso de su imagen. 

Algo importante que es donde yo estaba confundida es que el derecho de imagen sólo le pertenece a la persona fotografiada. Eso me parece importantísimo y es justo el resumen de todo estos problemas que yo tuve, donde yo creía que al sacar la foto, esa imagen también me pertenecía.

Lo que pasó es que, en el proyecto de vulvas, tengo un montón de fotografías sin la identificación de las modelos. Entonces, las utilicé para una publicación y cuando una de las modelos la vio, se sintió muy angustiada. La borraron inmediatamente pero aun así. La conclusión y todo lo que aprendí de esto fue a no ser boluda y utilizar contrato, cuidar a la persona fotografiada.

Provoqué angustias que se podrían haber evitado con el uso del contrato. El abogado que me asesoró me explicó otra cosa importante, que es que siempre en el contrato tiene que haber un plazo de uso. Yo pensaba que a la foto la podía usar indefinidamente y no. En el contrato si dice de acá a dos años, es de acá a dos años. Cualquier cosa, se vuelve a renovar.

Después, lo que me dijo es que el arrepentimiento de la persona fotografiada, si quiere romper el contrato, tiene que responder a los daños y perjuicios que representa bajar esa imagen de un sitio web, un concurso, una exposición o lo que sea. Si pasa algo así, le que se tiene que hacer cargo es quien rompe el contrato.

Fotografía de Irini Iliopulu

Otra cosa que me recomendó el abogado es que siempre haya un testigo a la hora de hacer las fotos y que en el contrato también aparezca un formulario. Por cualquier cosa, por si la persona quiere haber una denuncia, por cualquier tipo de emergencia. Estas cosas que yo como no me forme académicamente como fotógrafa nunca tuve ética, nunca tuve ninguna materia, es algo que desconocía totalmente.

Creo que es parte de profesionalizar el trabajo, para cuidarse a une misme y para cuidar a la otra persona. También para tener un registro de a quien le sacaste fotos.

Me equivoqué como cualquier persona pero aprendí de esto y voy a seguir asesorandome con el abogado.

-En las carreras de fotografía, si bien se habla de esto, es muy por arriba y quizás en términos legales es complejo de entender. Es algo que está bueno hablarlo. Hay que plantear el consentimiento y entender que es algo a lo que hay que volver siempre. Tener el consentimiento está lo humano de cuidar a la otra persona.

Totalmente, de hecho es lo que pasó en uno de los casos. Cuando sacamos las fotos, no había problema pero ahora la relación con su cuerpo cambió o no tiene ganas de que esté la foto y punto. Algo que es sumamente valido.

 Entonces está esto del derecho de la imagen, que sólo le pertenece al fotografiade. Así como yo lo asumí mal, otras personas también, por eso, es súper importante que se visibilicen más estos temas, sobre todo el consentimiento y la distribución.

En el contrato tiene que figurar para cada lugar donde la vas a usar. Yo por ejemplo tengo que especificar que la voy a usar para: Instgram, Twitter,  mi sitio web, el portfolio, un fanzine, exposiciones, concursos. Ahora me quiero tatuar una foto y tengo que preguntar también si eso hay que agregarlo al contrato.

Porque la verdad no tengo idea. Mi problema fue olvidarme que no todas las personas tienen la misma relación con su cuerpo que yo, fue mi problema de asumirlo.

Artículo 53 del Código Civil y Comercial

“Derecho a la imagen. Para captar o reproducir la imagen o la voz de una persona, de cualquier
 modo que se haga, es necesario su consentimiento, excepto en los siguientes casos:
1.   Que la persona participe en actos públicos: (por esto es que la policía no puede impedir
la fotografía en la vía pública)
2.   Que exista un interés científico, cultural o educacional prioritario, y se tomen las
precauciones suficientes para evitar un daño innecesario; 
3.   Que se trate del ejercicio regular del derecho de informar sobre acontecimientos de
interés general.

-¿Qué opinás de la perspectiva punitivista?

Yo creo que el hacerlo público si consideran que sirve para cuidar a otras personas, bienvenido sea. Por eso, escuché a esas personas que se sintieron mal, fue todo en un mismo momento. No sé, el destino me preparó una cachetada de realidad para que me tome en serio las cosas. Muchas personas me apuntaron con el dedo y hubieron comentarios fuera de lugar pero, que se yo, me equivoqué, me mandé una cagada por ser una ingnorante y por ser una irresponsable. No me queda más que decir.

Las personas que piensen de otra manera, no me molesta, son formas de pensar y no las voy a cambiar. Pero es muy peligroso, a mí por suerte no me afectó mucho porque lo reconocí y tomé las cartas necesarias para entender mi error. Lo que yo repudio de las redes sociales es la liviandad de las personas, sobre todo sin antes mirarse al espejo. Hubo mucha bronca, mucho odio.

Han habido muchos escraches para hacer quedar mal a una persona y te puede cagar la vida en serio. Hay mucho de esto de la cancelación. Todos nos mandamos cagadas, ¿quién está libre de pecado? Yo trato de tomar lo que me pasa para aprender, me hago responsable, soy una boluda, ¿qué puedo hacer con esto?

Fotografías de Irini Iliopulu

-En la fotografía, está el proceso para llegar a la foto, hay una cosa de lo humano y lo relacional, ¿cómo generas esa confianza en tus trabajos?

Para mí es fundamental, sobre todo sacando fotos de desnudos, que la otra persona se desnude antes de cualquier otra cosa y yo también. Primero, las sesiones empiezan con aproximadamente dos horas de desayuno y de charla. Nos vamos a conocer porque somos dos desconocides.

Yo te estoy abriendo las puertas de mi casa y es ver que motivó a esa persona para sacarse las fotos. En general, vienen porque quieren mejorar sus sensibilidades corporales, quieren animarse a pasar esa barrera. Jamás haría pasar a una persona y decirle “Desnudate ahí y ya”. Es un desayuno, es charlar y una vez que la siento lista, pasamos.

La sesión de foto no deja de ser un encuentro mutuo. A veces saco dos fotos y la dejo y se hacen seis horas. Me parece importante que haya esta conexión desde lo humano, conocer los limites, qué cosas les gustaría, qué cosas no y conocer su historia.

-Eso ve en tus fotos y en los comentarios de las chicas que los ven, ¿cómo fue el proceso de Proyecto vulvas?

Ni me acuerdo ya. En realidad, empecé con autorretratos. Me hice un autorretrato en el espejo, hice una representación de cómo fue la primera vez que me vi al espejo con un espejito de mano.

Empecé a notar que muchas personas con vulva se sentían muy incómodas con su genitales. Incluso, esto de coger con luz apagada para que no se vea.

Tengo pelos, tengo esto, tengo flujo… estas inseguridades están arruinando mucho el encuentro. Pero también, ¿quién no tuvo encuentros sexuales traumaticos? Eso se absorbe. Entonces se arma un especie de rechazo por ese canal.

Hay un antes y un después en conocerla tu vulva, compartirla. Hice una convocatoria para gente que quiera participar mostrando su vulva y todavía sigo juntando las fotos. Me faltan un montón pero mi idea es alquilar un lugar y llenar las paredes de vulvas. Que vean la diferencia anatómica de la vulva.

Disfrutar realmente de tu concha es admirarla en todo, físicamente, compartirla, compararla. Falta esto de sentarnos con una amiga y decir: “che boluda, la verdad que tengo los labios grandes, ¿qué onda vos? a ver la tuya».

Falta eso porque no vemos conchas en ningún lado, sólo vemos conchas en el porno y las conchas en el porno están operadas.

No es la representación real de lo que son las vulvas y eso provoca un montón de cosas. Si nos ocultamos la panza, ¿cómo no vamos a ocultar la vulva? Y eso llega a no querer recibir sexo oral, no querer tener relaciones, no querer masturbarse, no querer verse al espejo. Mi meta es que todas las personas agarren un espejito y se vean y lo compartan.

Fotografías de Irini Iliopulu

-¿Cuáles fueron las respuestas que tuviste de este trabajo?

Desde ‘que asco’ hasta cosas impresionantes. Historias impresionantes de chicas que por abuso sexual tenían una hiper desconexion con su vulva, no se la miran, no se la tocan. Y por el proyecto, las ayudo a animarse, a vérsela y a trabajar en esa zona. Hay mucha negación, pero muchos comentarios hermosos. Chicas que cogían con la luz apagada para que no les vean los labios externos mas grandes que los internos y ahora les refriegan todo en la cara, jaja.

Me encanta que se apropien de eso. Yo siempre a través de mi trabajo trato de mostrar cómo fue mi experiencia y mi proceso. A través de la fotografía, guste o no guste. Me acuerdo cuando le saque fotos a mi abuela, fue increíble. Yo las amo y había gente que decía ‘que asco, que perversión’ y yo como… es una abuela que está en pañales en su cama, ¿qué es lo que te espanta de eso?

Me di cuenta de que no hay nada que haga que no sea polémico, entonces digo bueno, le estoy tocado la llaga a algunas personas y ese es mi objetivo.

A mí me hubiese encantado poder desarrollarme sexualmente con todas las herramientas que tenemos ahora, me hubiese encantado atravesar mi adolescencia y entrar a Instagram y ver celulitis, conchas, ver de todo. Creo que todas las personas tenemos que reaprender de todo, desligarnos de todo preconcepto. Me hubiese encantado ver porno feminista, quizás no hubiese tenido tantos complejos con la sexualidad, tantas frustraciones con los cuerpos, con los orgasmos, con la penetración, quizás me hubiese ahorrado varias desilusiones.

Fotografía de Irini Iliopulu

*Nota publicada en revista Colibri

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