Cooperativa Reverdecer: una obra de amor y libertad

Por Equipo Reverdecer

La cooperativa Reverdecer nace en 2018 con el antecedente de trabajo en cárceles desde 2012.

En ese momento nos conformamos como equipo en el marco de un Proyecto de Extensión de la Facultad de Agronomía de la UBA., donde estudiantes, docentes y graduados/as de la Universidad, buscamos acercar los distintos conocimientos a espacios vulnerados de la sociedad, en particular en contextos de encierro.

Frente a las violaciones sistemáticas de los derechos humanos que se le realizan a las personas privadas de libertad y considerando la desigualdad social previa a su detención, el equipo de Taller Reverdecer, buscamos disminuir la brecha social que se genera entre quienes, por distintas situaciones, no acceden a la educación universitaria y quienes sí.

A medida que fuimos creciendo como equipo y en las distintas cárceles, las clases de huerta y jardinería fueron generando material que decidimos llevar a la venta, a través de la Feria del Productor al Consumidor de la Facultad de Agronomía, generando un ingreso a quienes participaban del taller intramuros que permita dar a su familia o guardar para el momento de su salida.

A lo largo de nuestro trabajo en cárceles, comenzamos pensando los talleres como un oficio, el de jardinero, que pudiera convertirse en una herramienta de trabajo una vez recuperada la libertad. Sin embargo, fuimos descubriendo que en la salida a la calle, muchas veces no había terminado su condena, más allá de haberla cumplido, porque la sociedad no está preparada para convivir con personas que estuvieron presas.

Las empresas les solicitan el antecedente penal y esto es un obstáculo para conseguir un trabajo en blanco, entonces la única posibilidad es un trabajo sin salario fijo, sin derechos laborales y con la precariedad que significa “vivir de changas”.

Por su parte los medios masivos de comunicación se encargan de instalar ideas como “puerta giratoria de la cárcel” e indagan cómo evitar que salgan antes o cuántos años tienen que estar encerrados, en vez de poner en discusión las problemáticas reales y más inmediatas de la población carcelaria referidas a la violación sistemática de los derechos humanos como el derecho a la educación, al trabajo digno, la alimentación suficiente, a no recibir daños y torturas, cuando solo debería privarse la libertad ambulatoria.

Reverdecer en las cárceles

Ante esta lectura de la realidad que viven los pibes y las pibas que conocimos dentro de la cárcel, en el taller de jardinería que llevó adelante Reverdecer en el Penal de San Martín y de Campana, el Centro de Contención de Moreno e Instituto de Menores San Martín, es que nace la idea de formar una cooperativa de trabajo. Ser parte de la Feria del Productor al Consumidor fue nuestro primer acercamiento a la comercialización de las plantas y productos fabricados en el penal, fue una organización colectiva, que apunta a un público consciente que elige el trabajo digno, el precio justo y conocer al productor/a.

Por esto, al momento de formalizar nuestro trabajo elegimos hacerlo desde una forma cooperativa y no de empresa ni sociedad anónima en la que, por ejemplo, el jefe decide cuánto gana y cuánto le paga a sus empleados, porque esta forma de empleo es la que conocen los pibes y pibas con los que trabajamos, y es la que los deja afuera, la que les cierra la puerta.

La Cooperativa va más allá de darles un lugar de trabajo, implica, para nosotras, construir un espacio que rompa las lógicas del mercado cruel que condena a la reincidencia. Creemos que esta forma de organizar el trabajo es la que mejor traducía los valores que fuimos construyendo en la cárcel y hacia afuera, tomando decisiones conjuntas y compartidas. En cuanto a lo productivo, se conforma también como un momento de reflexión y acompañamiento, ya que las condiciones en las que se encuentran en libertad suelen ser muy difíciles.

El invernáculo extramuros

Al constituirnos como cooperativa, el equipo se consolida y quienes la conformamos somos un grupo fijo de personas, en su mayoría mujeres. Nos encontramos en este momento construyendo un invernáculo extramuros en la Facultad de Agronomía, a través del programa IncUBAgro, este invernáculo nos ayuda a tener una sede de la cooperativa donde podamos producir junto a los pibes y pibas que van saliendo en libertad.

Para esto, estamos también aprendiendo mucho de administración, costos y producción, para que cuando un pibe o piba salga de la cárcel, pueda ganar, al menos, el monto de un sueldo mínimo trabajando en la cooperativa. Todavía lo seguimos armando y apuntando a lograr ese objetivo, que todavía no sucede porque recién empezamos, porque nadie de las que conformamos la cooperativa vivimos de ella y porque la situación económica del país no acompaña.

Pero entendemos que es necesario resistir y construir en conjunto este nuevo espacio, para generar un espacio que incluya y no expulse, y que Reverdecer sea realmente una posibilidad en ese momento tan crítico que es Volver a la calle.