Cincuenta años de denuncias sin ninguna respuesta.

La empresa de reparaciones de maquinas agrícolas de gran tonelaje, «Vial Tamboríni», radicada en el barrio de Villa Mitre, causa múltiples problemas a los vecinos: rajaduras de viviendas, ruidos molestos las 24 horas, rotura de pavimento. A pesar de las reiteradas quejas y denuncias, nada paso hasta ahora, pero se acabo la paciencia de los vecinos

Si alguien contara esta historia como algo que ocurre en la realidad de un barrio residencial en forma cotidiana, seguramente obtendría muecas de incredulidad y hasta falta de atención. Como estamos cerca de los pasados festejos de fin de año, tal vez, pensaría que la historia es producto de la resaca de alguna bebida fuerte, pero lamentablemente, es una historia real.
Esta historia sucede en el barrio de Villa Mitre, donde cotidianamente, alguna sembradora como esas que se ven en las exposiciones rurales, del tamaño del ancho de la calle Luis Viale, cruza Caracas, dobla a mitad de cuadra y entra en un corralón allí ubicado. Al rato, un tractor, enorme, como de tres metros de alto, haciendo un ruido espantoso, avanza por Caracas, cruza Luis Viale y se mete en un predio ubicado al lado de una casa con jardín. Son maquinas de altísimo tonelaje y tamaño y las traen desde las zonas de producción agrícola, para ser reparadas en este lugar. De allí esta historia y las denuncias vecinales que les contamos en esta nota.
Desde hace cuarenta años, vecinos que viven en la manzana comprendida entre las calles Galicia, Luis Viale, Caracas y Bufano, vienen soportando que una empresa que se dedica a la reparación de maquinas viales de gran tonelaje, les cause múltiples problemas de variada gravedad: ruidos molestos insoportables a cualquier hora del día, rotura de las viviendas lindantes por las vibraciones que causan las maquinas cuando llegan al lugar, ya que son de gran porte y pesan cientos de toneladas, causando rotura del pavimento y afectación edilicia de todas las casas lindantes. Si esto es casi increíble que pueda suceder en un barrio residencial como Villa Mitre, es mas increíble que esta empresa, «Vial Tamboríni», que esta denunciada por este y otros temas desde hace tantos años por los vecinos, nunca fue inspeccionada por las autoridades comunales, ni los afectados recibieron en ese tiempo, ninguna información de las autoridades de control del gobierno porteño a raíz de las denuncias presentadas.
La empresa de la que hablamos, «Vial Tamboríni», es propiedad de Maria Isabel Tamboríni, y está ubicada en la calle Luis Viale 2321, con salida por Caracas al 1330. Su actividad causa, con persistente gravedad, la alteración de la vida cotidiana de los vecinos que viven cerca de esta empresa. Ante la falta de respuestas de las autoridades por las denuncias presentadas por los vecinos y la impunidad con que actúa esta empresa, se han producido discusiones de alto nivel de agresividad de los afectados con la dueña y se ha radicado, en el mes de diciembre pasado, una denuncia en la Defensoria del Pueblo.
Si hay algo que motiva mayor indignación a los vecinos afectados que el daño que les causa esta situación, es la indolencia de las autoridades de control ambiental y comunal para solucionar este tormento.
Para dar una idea de la irresponsabilidad de los funcionarios, les contamos que las protestas empezaron a principios de 1980 y los vecinos guardan todavía las notas presentadas en aquellos años. Por ejemplo, el 24 de junio de 1988, le enviaron una carta al intendente de aquel entonces denunciando esta situación. Esta nota se repitió en abril de 1994 y marzo de 1996 con presentaciones en la mesa de entrada de la casa de gobierno denunciando la falta de atención a este problema, ya que se había denunciado a la empresa en varias ocasiones en la Dirección General de Política y Control Ambiental situada en Ortiz de Ocampo 2517 (presentación N 7386, entre otras)
Asimismo, por las fisuras de varias casa lindantes, el 18 de agosto de 1995, se realizó una denuncia en la Dirección de Catástrofes de la ciudad, otra vez sin ninguna respuesta. El 11 de noviembre de 1997 se hace otra presentación con legajo 3875 en la dirección de Control Ambiental y varias en el CGP 11, nunca contestadas.
También hubo denuncias en el Centro de Reclamos e Información Ciudadana, en el Gobierno de la Ciudad, avenida de Mayo 525 en el 2000, 2001 y 2002, sin respuesta alguna y en la dirección General de Fiscalización de Obras y Catastro el 28 de noviembre de 2000, para que verificaran la rotura de una pared en la casa de vecinos cercanos al taller. Luego de tanto peregrinaje sin respuestas por las oficinas oficiales, los vecinos están decididos a todo porque no soportan mas la situación que afecta su estabilidad emocional, les produce grandes trastornos económicos por el arreglo constante de las viviendas y les altera el ritmo cotidiano, ya que los ruidos se suceden las 24 horas del día. A tal punto están caldeados los ánimos que no aceptan mas promesas de la dueña de la empresa de no provocar mas problemas y quieren que se vayan del lugar, que por otro lado no podría estar ubicada en un barrio residencial. Esto recién comienza, ya que los vecinos afectados están planificando acciones directas contra la empresa en caso de no obtener respuestas satisfactorias a su prolongado martirio cotidiano que avasalla todo derecho a una buena calidad de vida.
Naturalmente, los dueños de esta empresa no viven en alguna casa lindante soportando los ruidos y los perjuicios que causa su actividad, sino en Recoleta, por lo tanto, no sufren los atropellos de los vecinos denunciantes. Varios de ellos pensaron irse del barrio, pero finalmente tomaron la digna actitud de pelear por el derecho de tener un ritmo cotidiano normal y una mejor calidad de vida. A pesar de los cuarenta años transcurridos, esto recién empieza.

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