Acerca de la aplicaciòn del Darwinismo Social en el país

Por Ricardo Guaglianone

La evolución orgánica del mundo animal de Darwin, aplicada al ordenamiento social se conoce como darwinismo social, cuyo exponente más contundente fue el filósofo inglés Herbert Spencer (1820-1903): “el progreso es consecuencia de la lucha por la supervivencia, donde el fuerte sobrevive,  el débil sucumbe y el estado no tiene que intervenir para no interrumpir este proceso natural”.

Esta filosofía  influenció por periodos muy extensos la organización social y económica en muchos países del mundo donde se desmerece  el rol del estado y se acentúa la importancia de lo individual por sobre lo comunitario.

Esta mirada del mundo sostiene que existen seres y razas superiores y afirma, en armonía con el orden que impulsó el capitalismo primitivo que es inevitable que cada uno compita con los demás bajo condiciones duras, sin concesiones, donde sobreviven los más fuertes y los débiles  son eliminados en un marco de competencia más o menos despiadada.

Bajo esta concepción ideológica se está reorganizando actualmente en Argentina la vida política, social y económica.  Es necesario abandonar el “Estado Benefactor” y eliminar su intervención impulsando la libertad de comercio sin límites para promover el progreso.

Si hay desigualdad social serán consecuencias de este “orden natural” que provoca la competencia.

Por lo tanto, el estado en lugar de fomentar la distribución de la riqueza, la implementación de programas sociales inclusivos de educación y empleo, solo debe promover las oportunidades bajo la propuesta del capitalismo más extremo: si hay libertad de comercio absoluta, algunos aprovecharán las oportunidades  y otros las desaprovecharán.  El estado  no debe intervenir ni asistir a los excluidos. En el sistema es “lógico” que haya  ganadores y perdedores producto de la evolución de cada uno y de su fortaleza para sobrevivir o adaptarse.

 

Los “barones ladrones”

Estas ideas tuvieron plena aceptación en los industriales llamados «los barones ladrones» de Estados Unidos, famosos durante el siglo pasado por su falta de escrúpulos en la competencia mercantil.

La «supervivencia de los más aptos» de Spencer fue utilizada por magnates como  Rockefeller y otros, para justificar la sobreexplotación de la población “inferior” y la eliminación de los competidores sin atender criterios morales o éticos mínimos,  para ser impúdicamente ricos.

Hasta la guerra y la destrucción de un pueblo está  justificada por esta convicción y hay ejemplos de sobra enlos últimos años si miramos la situación de Medio Oriente, una de ellas, los contratos para reconstruir Irak después de la guerra ya estaban hechos antes de que comenzara la guerra.

El darwinismo social, si no hay oposición de los afectados, se va a implementar  en Argentina, en un nivel muy superior a lo logrado en apenas un año del nuevo gobierno:  un estado  pequeño que no intervenga en el comercio, dirigido por las clases evolucionadas que son los ricos, que cada vez serán más ricos y otorgarán desde el poder, algunas  oportunidades para competir, donde ganaran los más fuerte y los perdedores, los más débiles, deberán arreglarse como puedan para sobrevivir.

La tarea que Macri está llevando a cabo es desarmar en forma acelerada el “estado de bienestar” generado  por el gobierno anterior, trasfiriendo el dinero de la población trabajadora, vía aumentos de tarifas, reducción de salarios, eliminación de programas sociales  a la clase evolucionada, los ricos.

Hace unos meses,  esta idea la expresó abiertamente  la procesada vicepresidenta Gabriela  Michetti: “los pobres eligen vivir así”… “en el periodo anterior vivieron una fantasía, una fiesta y las fiestas hay que pagarlas”… “habrá oportunidades y trabajo con la llegada de capitales, el estado no tiene ese rol”.

 

La mirada del Nuevo Orden

Los poderosos han descubierto y lo están aplicando, aquello que llaman el refuerzo positivo: provocar en las personas el comportamiento deseado sin resentimientos ni rebeldía y de manera estable. Buscan con pensados discursos y buenos modales,  que las personas acepten pasivamente sus destinos en la escala social y económica.

La teoría del refuerzo positivo ofrece una panacea, una promesa que se proyecta siempre a futuro, algo muy positivo que todas las personas desean sin dudas. Es el discurso central del presidente Macri en representación de la clase más rica en Argentina.

La idea básica es que el receptor del mensaje crea y no piense, que no cuestione,  mientras se avanza en reacondicionar las situaciones “donde siempre debieron estar”.

Esta mirada tiene consecuencias concretas,  pero el desempleo, las carencias  y el hambre se combaten,  hasta que lleguen los tiempos dorados,  con el aumento de comedores  y  planes de contención para los desafortunados.

Otro de los mecanismos de anestesia  hasta que lleguen esos buenos tiempos, un poco más perverso, es mantener a  la sociedad en un estado de continua  ansiedad,  ocupada asegurando su propia supervivencia o luchando por ella.

La técnica del club de los poderosos  es  lograr una fuerte situación de inseguridad y angustia, mantener a toda costa las promesas a futuro de manera que la gente espere una solución, que si no llega, deberá entender que esa es una situación “natural” de la competencia por la sobrevivencia.

 

 La situación por venir

Inteligencia artificial, alimentos transgénicos, dinero virtual, automatización de la producción, nanotecnología, ciber seguridad, robótica, biotecnología, geofísica, gobierno mundial, prensa mundial, medicinas que no curan, guerras de exterminio, deudas impagables.

El sistema económico, tal como está pensado,  no tiene capacidad de dar trabajo a todas las personas. En cinco o diez años, centenares de millones más, no tendrán que hacer.

Para graficar esta realidad que no se está desarrollando  solo en los países de nuestra región, existen dos ejemplos que pintan de cuerpo entero hacia donde se dirige este nuevo orden mundial.

Meses atrás hubo dos globos de ensayo. En Suiza se llamó a un  referéndum para que la población votara si aceptaba o no, una renta básica universal de 2.500 francos suizos mensuales por adulto y 625 por cada menor, que el estado adjudicaría a quienes no tienen nada que hacer, para cubrir los gastos mínimos. En un país del primer mundo, donde el  sueldo promedio es de 6000 francos, el 78% rechazó la iniciativa.

¿Por qué se realizó el referéndum? Por la enorme desocupación que hay en Suiza, producto de la robotización y la automatización de la producción industrial, más el manejo virtual de los sistemas bancarios y de comercio. Mucha gente no tiene que hacer.

Por estas tierras, el Banco Central hace unos meses quiso  eliminar la impresión y distribución de resúmenes bancarios y hacer esa tarea en forma virtual. Quedaban cuatro mil personas sin trabajo de un día para el otro.

Pablo Moyano, que no es un hombre muy refinado, pero tampoco un ignorante, viò la jugada, fue al paro violento, colocando camiones en la puerta del Banco Central, logrando que la idea no prosperara.

En Argentina, todavía hay mucho por destruir para edificar el Nuevo Orden Mundial, sobre todo los sindicatos y los derechos laborales.

 

Laudato Si (“Alabado Seas”)

Esta encíclica del Papa Francisco es  de una enorme importancia para comprender el capitalismo de este tiempo y la visión darwinista de la sociedad.

Es un documento donde Francisco llama la atención sobre la degradación del agua, del aire y del suelo, sobre la pérdida de biodiversidad y  sobre el cambio climático y sus consecuencias.

Pero el documento trasciende las cuestiones estrictamente ambientales: “No se termina de advertir cuáles son las raíces más profundas de los actuales desajustes, que tienen que ver con la orientación, los fines, el sentido y el contexto social del crecimiento tecnológico y económico.” (Laudato Si, 109). “El principio de maximalización de la ganancia, que tiende a aislarse de toda otra consideración, es una distorsión conceptual de la economía: si aumenta la producción, interesa poco que se produzca a costa de los recursos futuros o de la salud del ambiente” (Laudato Si, 195).

El Papa afirma en la encíclica que se sacrifica a los más débiles:  “Hay que decir no a la exclusión y la desigualdad. Esta economía liberal  mata. En el juego de la competitividad el poderoso se come al más débil. El ser humano es considerado como un bien de consumo que se puede usar y tirar. Es descartable. Los excluidos no son seres humanos, sino residuos, sobras.

El libre mercado excluye y desarrolló una globalización de la indiferencia”.

“La cultura del bienestar nos anestesia. El dinero domina sobre nosotros y nuestras sociedades. La adoración del antiguo becerro de oro (Éxodo 32,1-35) es hoy el fetichismo del dinero y una economía sin rostro, sin objetivo humano.

En el libre mercado unos pocos crecen y la mayoría está lejos del bienestar.  El  Estado vela por el bien común.  El mercado es una  tiranía invisible que no conoce límites”.

 

Lo que viene

Si se profundiza la concepción ideológica del darwinismos social en Argentina, que tiene a Macri como cara visible del ajuste y restitución de valores “republicanos” habrá mucho sufrimiento  en el país. Una tierra rica y bendecida en sus dones  ahora gobernada por el libre mercado, tendrá un Estado al servicio de las clases pudientes, mientras el pueblo menos favorecido económica y socialmente,  tendrá pocas opciones para revertir ese destino.

Solo la resistencia social organizada en la defensa de los derechos y la dignidad, más el voto de repudio en las elecciones de octubre de este año, son las posibilidades más concretas para oponerse a esta escalada destructiva de vidas y bienes del pueblo.

Es indudable que en los días por venir, el esfuerzo del gobierno nacional será profundizar la destrucción de “el estado de bienestar” generado parcialmente por la anterior administración. La frase, “se terminó la fiesta”, sintetiza esa decisión.

Y esto, si no se para, recién empieza.  

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